- CEO en Camiseta
- Posts
- ¿Por qué no delega mi jefe? 🤯 | CEO en camiseta
¿Por qué no delega mi jefe? 🤯 | CEO en camiseta
¡Hola a las 40626 personas que reciben mi newsletter, y una bienvenida especial a las 506 que lo hacen por primera vez! Tomó bastante tiempo de preparación, si querés suscribirte (en LinkedIn, o directamente al mail), reenviarlo o compartirlo en Twitter te lo agradezco. Siempre digo que tengo los mejores seguidores del mundo.
En el artículo de hoy, una invitación especial a conversar este jueves en vivo. ¡Te espero!
¿Te dicen que eres "caro"? ¿Quieres ganar más dinero con tus servicios o productos? ¿Trabajas demasiado por demasiado poco? ¿Cuánto más podrías ganar? Se están agotando las vacantes al curso "Pensá como CEO: precios para ganar". Anotate ya.
La pregunta de la semana
S07E29 El oscuro arte de delegar
“Los CEOs que delegan más generan 33% más ingresos que los que no.” Fuente: Delegating: A Huge Management Challenge for Entrepreneurs.
“La mayoría de los dueños de empresas creen que sus negocios crecerían 20% si delegaran el 10% de su trabajo.” Fuente: The Gift of Time: How Delegation Can Give you Space to Succeed.
“El trimestre pasado, que recuerde, tomé una sola decisión”, Reed Hastings siendo CEO de Netflix. Fuente: la floja memoria del CEO en camiseta.
-¿Compraste el diario en papel? ¡Felicitaciones! Acabás de delegar en periodistas, editores, diseñadores, impresores y distribuidores una tarea con éxito. ¡Excelente primer paso!
-Leo, estamos en 2022. Nadie compra el diario en papel.
Ok, estamos en el siglo XXI. Todos tenemos una relación especial con los plomeros… Pero los plomeros pueden hacer cosas que un humano no sabe. Entonces… Delegamos. Definimos un resultado y el plomero nos explica qué necesita para lograrlo: por lo general mucho dinero y que limpiemos después. A veces nos pregunta algo: ¿lo quiere de plástico, bien barato, o de cobre, más caro pero resplandeciente?. Pero, en general, solo hace su arte secreto de rodillas. O en cuclillas, con la cabeza metida en el bajo mesada.
Delegamos al comprar un producto. Delegamos al comprar un servicio.
Damos el primer paso. Sin darnos cuenta.
Todos delegamos, pero la gran mayoría considera que no sabe hacerlo.
¿Por qué será?
-Vos fumá -me decía Juan, cada vez que le pedía algo. En la Argentina, a fines del siglo XX, era algo así como: “Sí, seguro que lo voy a poder hacer; quedate tranquilo”, con un tono mezcla de soberbia y displicencia.
Si había algo que la frase no me daba era tranquilidad. No confiaba suficiente en Juan y que afirmara que podía confiar, no cambiaba nada.
El digno de confianza no necesita asegurarlo.
¿Y cómo manejaba la situación con Juan? Claro, lo controlaba. Delegaba… pero no delegaba. Duplicaba el trabajo.
Mis primeros aprendizajes de delegación (¿existe algún lugar en donde lo enseñen formal?) fueron en la empresa familiar, en donde mi jefe (o padre, según la hora del día) esperaba que hiciera las cosas exactamente como las haría él. Así, cada vez que tenía una duda, me acercaba a preguntarle.
Un empleado que pregunta mucho muestra un jefe que delega mal.
Por suerte, a mi siguiente jefe no le gustaba mucho trabajar. Me daba órdenes y me dejaba hacer.
Un jefe vago es una bendición para quien quiere aprender.
Cuando me tocó ser jefe, quise tomar lo mejor de los dos mundos: delegar y trabajar también. Sin embargo, me equivoqué en delegar proyectos grandes y riesgosos sin conocer bien las habilidades, aptitudes y actitudes de quien lo tomaría. La más importante era si confiaba en mí para contarme la verdad.
Los jefes debemos construir puentes que permitan que los demás nos cuenten los problemas con honestidad.
Claro, cuando me avisaron del primer problema hice lo que cualquier persona de bien haría: lo resolví.
Supongamos que le pedimos a un reporte algo simple, que resuelva una cuenta matemática. No lo logra y nos pide ayuda. Tenemos tres opciones, y solo una de ellas desarrolla reportes en quien delegar:
Enojarnos: “¿Cómo me vas a pedir ayuda?”.
Resolverlo: “Dame el lápiz, esto se hace así”.
Acercarlo a la solución: “¿Qué caminos ya tomaste?”.
El camino más potente a largo plazo es el más largo en el corto.
Justamente por eso…
Delegar es la mejor manera de formar líderes.
Hace poco alguien me dijo que no tenía dinero para delegar en su empresa, no podía pagarlo.
Es clave entender que, así como comprar el diario o llamar al plomero es delegar, cuando tenemos una tarea podemos contratar a un empleado o simplemente tercerizar… El lector habitual entenderá que todo esto es parte del modelo EAT y de mi charla TED “El futuro es de los vagos”.
Delegar es un superpoder.
De todo esto se deducen algunas “leyes de la delegación efectiva”:
Se delega la tarea, pero no la responsabilidad.
Ante la opción de delegar o no, siempre delegar. Es un hábito cuyo efecto se multiplica en el largo plazo.
La confianza unilateral no dará buenos resultados.
Para construir confianza conviene delegar algo muy simple primero e ir desafiando más y más.
Cuánto más tiempo dediquemos a delegar, mejor lo haremos.
Quien delega debe tener un uso más eficiente del tiempo que ganará, para poder sostenerlo.
Delegar es una inversión que, a largo plazo, siempre se justifica.
No delegar o hacerlo mal es siempre responsabilidad de quien tiene la responsabilidad.
¿Tu caso es diferente? ¿Querés profundizar? ¿Te quedaron dudas? ¡Agendate el jueves 8 de septiembre a las 17 para resolverlas en una reunión en LinkedIn y en Youtube, en donde charlaremos en profundidad de este tema y podrás hacer tus preguntas!