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S07E35 Con este secreto jamás te despedirán
¿Cuántos años vivirás? La estadística te responde.
¡Hola a las 45.943 personas que reciben mi newsletter y una bienvenida especial a las 839 que lo hacen por primera vez! Tomó bastante tiempo de preparación: si querés reenviarlo o compartirlo, te lo agradezco.
Si te reenviaron este mail, soy Leo, publiqué hace unos años un artículo explicando mi salida de un corpoemprendimiento después de 18 años y me convertí en algo así como "el hada del largo plazo". Este newsletter semanal es para ayudarte a ser cada día un poco mejor, con ideas sueltas y no tan sueltas, artículos, noticias comentadas y herramientas que aprendo en mi camino.
¡Viene Papá Noel!
¡Yaaay! Es esa hermosa época del año… La de Evaluaciones de Desempeño.
Seas empleado o no, las hagan o no, bien aprovechada, es una herramienta clave. Publiqué un artículo y lo complementé con un feo video al respecto.
“Ancora imparo”, dijo Michelangelo Buonarotti a sus 87 años. “Todavía aprendo”, ¿todavía aprendés? Este episodio S07E35 está presentado por Kindle Unlimited, más de un millón de libros (muchos en español) por una cuota mensual. Una especie de “Netflix” culto. El primer mes es 100% gratis.
Plan trianual
¿Tenés miedo de que te despidan?
Si tenés empleo, ¿tenés miedo de que te echen?
— Leo Piccioli (@LeoPiccioli)
11:10 AM • Dec 5, 2022
Bueno, tengo la solución.
En vez de fracasar cuando lo decida otro, ¡fracasá cuando lo decidas vos!
Roberto (no es su nombre real), frente a la encuesta en Twitter, me dijo:
Durante mucho tiempo, estaba prohibido tener “emociones” en el trabajo. Pero, la verdad, es que las tenemos. ¿Alguna vez lloraste en el trabajo?
¿Alguna vez lloraste en el trabajo?
— Leo Piccioli (@LeoPiccioli)
10:32 AM • Sep 19, 2022
Como bien nos enseñó la película Intensamente, no solo no podemos prohibir las emociones sino que, además, ¡conviene que las aprovechemos! (hace seis años confesaba mis llantos en “¿Alguna vez lloraste en el trabajo? Yo sí”)
La semana que viene nos enfocamos más en las emociones, pero enfoquémonos en Roberto (¿y si es su nombre real?).
A ese mensaje, le respondí como haría con cualquier otra persona que me lo preguntara… Dándole tarea. Dos tareas.
a. Listá tres motivos por los que te echarían
b. Y tres cosas que harías luego de que te echaran
Las cumplió puntualmente, algo que, de por sí, me cae súper bien. Es lo que llamo una conducta observable, pero también de eso podemos hablar el año que viene.
Tres motivos por los que te echarían
1) Puedo dejar de serles útil
2) No alcanzar las expectativas que tenían respecto de mí
3) Tal vez consiguen un reemplazo más barato
Tres cosas que harías luego de que te echaran
1) Terminar mi posgrado (no está en pausa, pero si me echaran me dedicaría más a eso)
2) Buscar trabajo
3) Intentar hacer algo de manera independiente
El estimado lector ya imagina mi respuesta…
Resumido: “¡Activá Roberto!”.
Es curioso: en la mayoría de los casos, me encuentro con que la gente sabe lo que tiene que hacer. Solo necesita el espacio y las preguntas para pensarlo, y un buen patadón en el culo para activar. Pero solo eso.
Y todo esto me lleva a un tema más importante, más candente, que seguramente te hará enojar: creo que a todos nos deberían echar a los tres años de estar en un puesto.
Resulta que uno tiene que pagar un poco de derecho de piso al entrar, aprender procesos, nombres… y dónde está el baño.
Una vez aprendido todo eso en un puesto nuevo, podemos empezar a hacer nuestro trabajo de humanos (que incluye, cada vez que veas una tarea repetitiva, aplicar el modelo EAT).
Ese trabajo “de humanos” es especial: innovar, crear, empatizar, entretener. Cosas de humanos, claro. Cosas que, después de un tiempo, ya no podemos seguir haciendo. No vas a tener más innovaciones (o no te van a escuchar más), vas a odiar a las personas con las que tenés que empatizar y ni siquiera tus chistes van a causar gracia.
Tres años después de entrar a ese puesto, tenés que cambiar. O crecés o te movés al costado o cambiás todo alrededor o te vas. Porque ya producís cada vez menos y se hace cada vez más difícil salir.
Y dado que sabés que lo mejor sería que te echaran a los tres años, empezá a planear tu salida (o cambio) con inteligencia y estrategia.
¿Cómo hacer el “Plan trianual”?
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Súper fácil:
¿Qué espero del mundo para dentro de tres años? Muchos se equivocan pensando que el mundo es estático.
¿Qué rol quiero tener en ese mundo? No digas “cervecería artesanal”, te lo pido por favor y la virgen.
¿Qué tengo que hacer hoy para ocupar ese rol? Otra vez, ponerte en acción.
Pensar en el largo plazo para actuar en el corto. (tweet)
¡Pero Leo, ¿cómo voy a predecir el mundo a tres años?! (nótese los signos de puntuación anidados).
Puedes tratar de predecir el futuro y correr el riesgo de equivocarte o no hacerlo y estar seguro de ello. (tweet)
También puedes criticar a los japoneses por planear ganar el mundial… antes del fin del siglo.
“Los jóvenes no se ponen la camiseta”, me dicen desde la oficina de Recursos Humanos de diferentes empresas. ¿En serio esperás que se la pongan, la suden y se la saquen, todo en tres años? De hecho: dado que la expectativa de vida de las personas sigue aumentando y la de las empresas sigue bajando, será buen negocio fabricar camisetas de empresas de un solo uso.
En el cuadro, la expectativa de vida estadística del autor de este newsletter (si el lector quiere, es gratis aunque con datos de EEUU): tengo 30.8 años por delante.
Pero lo más interesante es que, como empecé a trabajar a los 20 y espero hacerlo hasta unos 5 o 10 antes de morir, seguramente habré trabajado CINCUENTA Y CINCO años. ¿Te imaginás toda esa vida con la misma camiseta?
Cincuenta y cinco años laborales, tres en cada puesto… ¡¡¡son dieciocho trabajos distintos!!!
Yo no cambié de empresa tan seguido pero, una y otra vez, reinventé mi puesto, ascendí, cambié la empresa (sí, ¡lo que hacíamos!), cambié mi negocio.
Esto cambia todo.
PD: las empresas también deberían reinventarse cada tres años…
A partir de ahora, entendamos que las empresas deben reorganizarse cada dos o tres años (leer más en linkedin.com/pulse/una-matr…)
— Leo Piccioli (@LeoPiccioli)
10:43 PM • Jan 28, 2022
Hoy salen a la venta en la Argentina unos poquitos ejemplares de “Soy solo, historias honestas de liderazgo para ser feliz en el siglo XXI y más allá”, que te va a ayudar con esto de predecir el futuro, y otros de “La venganza de los nerds”, que no te va a ayudar a nada. Anotate para recibir por mail la info, se agotan rápido.
Ah, y también hoy Daniela De Lucía ofrece el pack “Estás para más”, libro + diario, con una espléndida bolsa de regalo.
Limitado es mejor
Sobre las limitaciones y cómo te obligan a esforzarte, conversé con Martín Lukesch, chef de uno de los mejores restaurantes de la región (“El Preferido de Palermo”).
Sigo practicando de entrevistador… Usted dirá.
Finalmente
¿Te acordás de esa trilogía que leía? La terminé y empecé un curso de astrobiología de la Universidad de Arizona. En cualquier momento, lo abandono. Pero sí te recomiendo, si entendés inglés, el podcast “Anatomy of Next”, con descripciones súper interesantes de cómo vamos a llegar, vivir y crecer en Marte. O suscribite un mes gratis a Audible y listo.
Sobre el newsletter
La plataforma anda. Un episodio más y nos tomamos vacaciones (sí, las ventajas de ser solo), para volver reloaded.
Mención especial para quien encuentre la redundancia que nos llevó a discutir arduamente con mi editora.
¡Que te hagas una excelente semana!
Leo Piccioli
Autor de Soy solo, conferencista y odiado por millones que no quieren desafiarse.
PD: Hace 70.000 años los neandertales cocinaban mejor de lo que pensábamos…